Entonces llamó a Salomón su hijo, y le encargó que edificara casa a Jehová Dios de Israel.

Luego llamó a Salomón... y lo cargó. La seriedad y solemnidad de este discurso crea la impresión de que se pronunció poco antes de la muerte del anciano rey. Desplegó su gran plan largamente acariciado, ordenó la edificación de la casa de Dios como un deber sagrado para él como su hijo y sucesor, y describió los recursos disponibles para llevar a cabo la obra. La gran cantidad de propiedad personal que había acumulado, en los metales preciosos, debe haber sido botín tomado de la gente que había conquistado y las ciudades que había saqueado.

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