También le nacieron hijos a Semaías, su hijo, que gobernaron en toda la casa de su padre, pues fueron hombres valientes.

Hombres de gran valor. La circunstancia de la fuerza física se destaca en este capítulo, ya que el oficio de los porteros les exigía no sólo actuar como centinelas del edificio sagrado y de sus preciosos muebles, contra los ataques de los saqueadores o la insurrección popular, para ser, de hecho, una guardia militar, sino que, después de la construcción del templo, debían abrir y cerrar las puertas, que eran extraordinariamente grandes y pesadas.

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