Además el rey David dijo a toda la congregación: Salomón mi hijo, a quien Dios ha escogido, es aún joven y tierno, y la obra es grande; porque el palacio no es para el hombre, sino para el SEÑOR Dios.

Salomón... aún es joven y tierno. Su padre hizo este discurso antes de que Salomón fuera dotado con el don divino de la sabiduría; y la referencia de David a la extrema juventud de su hijo, en relación con la gran empresa nacional que Dios le había encomendado ejecutar, fue para disculparse ante esta asamblea de estados, o más bien, para señalar la razón de sus elaborados preparativos para la obra.

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