No obstante, no romperé todo el reino, sino que daré una tribu a tu hijo por amor a David, mi siervo, y por amor a Jerusalén, que yo he elegido.

Daré una tribu a tu hijo, es decir, la grande y populosa tribu de Judá, incluyendo la pequeña tribu de Benjamín, que era contigua y, de hecho, dividía con ella la posesión de Jerusalén. Josefo ('Antigüedades', b. 7:, cap. 7:, sec. 5) menciona expresamente 'dos tribus'. A Roboam le quedaron las tribus de Judá, Benjamín y Leví (2 Crónicas 11:12), y multitudes de israelitas que, tras el cisma del reino, establecieron su residencia en el territorio de Judá, para disfrutar de los privilegios de la verdadera religión (1 Reyes 12:17).

Todos ellos son considerados como una sola tribu. Con respecto a la multiplicación de esposas de Salomón, se puede observar que el pecado fue suyo. Su corazón se desvió en pos de otros dioses; pero la apostasía fue personal, no nacional. El pueblo en general no estaba involucrado en su culpa, y por lo tanto no perdió la tenencia de la tierra de Canaán. Pero Salomón fue castigado, ya que el reino le fue arrebatado a su familia, no del todo, por cierto (se reservó un pequeño remanente, con respecto a David y a Jerusalén, el lugar que Yahvé había elegido), ni en vida, aunque el último período de su reinado fue perturbado por adversarios extranjeros en las partes remotas de su reinoimperio.

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