Y les dijo: Id aún por tres días, y luego volved a mí. Y la gente se fue.

Él dijo... Id todavía por tres días. Era prudente tomar la demanda del pueblo en consideración tranquila y deliberada. Es imposible saber si, de haberse seguido el consejo de los sabios y experimentados consejeros, se habría obtenido algún buen resultado. Al menos habría eliminado todo pretexto para la separación. Pero prefirió el consejo de sus jóvenes compañeros (no en edad, porque todos tenían alrededor de cuarenta y un años, sino en experiencia), que recomendaron medidas rápidas y decisivas para sofocar a los descontentos.

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