Él le dijo: Yo soy profeta también como tú; y un ángel me habló por palabra de Jehová, diciendo: Tráelo contigo a tu casa, para que coma pan y beba agua. Pero él le mintió.

Un ángel me habló por la palabra del Señor. Este modo tortuoso de hablar, en lugar de decir simplemente: 'el Señor me habló', se adoptó para ocultar un equívoco, para ocultar un doble significado, un sentido inferior dado a la palabra ángel, para ofrecer una autoridad aparentemente superior para persuadir al profeta, mientras que realmente la autoridad era secreta, conocida por el orador como inferior.

El "ángel", es decir, el mensajero, eran sus propios hijos, que eran adoradores, tal vez sacerdotes en Betel; y como este hombre se regía por su propio interés, y deseaba ganarse el favor del rey, cuyo propósito de adherirse a su política religiosa, temía, podría verse sacudido por los presagios que se habían producido, su precipitación tras el profeta de Judá, el engaño que practicaba y la invitación urgente con la que, basándose en una falsedad, convenció al demasiado fácil hombre de Dios para que le acompañara de vuelta a su casa en Betel, debían crear la impresión en la mente del rey de que era un impostor, que actuaba en contra de su propia declaración.

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