Levántate, pues, y vete a tu casa; y cuando tus pies entren en la ciudad, el niño morirá.

El niño morirá. También se predijo la muerte y el lamento generalizado en todo el país por la pérdida del príncipe. El motivo del profundo pesar mostrado por su muerte provino, según los escritores judíos, de su oposición decidida a la erección de los becerros de oro, y de utilizar su influencia con su padre para permitir a sus súbditos el libre privilegio de ir a adorar en Jerusalén. .

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