Y subió Sisac rey de Egipto contra Jerusalén, y tomó los tesoros de la casa de Jehová, y los tesoros de la casa del rey; tomó todo; se llevó también los escudos de oro que había hecho Salomón.

Entonces Sisac... subió contra Jerusalén. Después de la cláusula entre paréntesis ( 2 Crónicas 12:5 ) que describe los sentimientos y el estado de la corte sitiada, el historiador continúa su narración del ataque a Jerusalén y el consiguiente saqueo tanto del templo como del palacio.

Tomó todo, es decir, todo lo valioso que encontró. El costo de los objetivos y escudos se ha estimado en alrededor de 239,000 libras esterlinas británicas ('Ancient Workers in Metal' de Napier, p. 114).

Los escudos de oro, hechos por Salomón, se guardaban en la casa del bosque del Líbano ( 2 Crónicas 12:9 ). Parecen haber sido llevados, como mazas, por los dueños o la guardia del palacio, cuando acompañaban al rey al templo o en otras procesiones públicas. Habiendo sido saqueadas esas espléndidas insignias por el conquistador egipcio, otras fueron hechas de un metal inferior y guardadas en la sala de guardia del palacio, para estar listas para su uso, ya que, a pesar de la gloria empañada de la corte, la antigua etiqueta estatal era mantenido en ocasiones públicas y solemnes.

Un relato de esta conquista de Judá, con el nombre de 'rey de Judá' en el cartucho del cautivo principal, según los intérpretes, está tallado y escrito en jeroglíficos en las paredes del templo de Karnak, donde puede verse en la actualidad, al lado de los registros de las conquistas del gran Ramsés (ver 'Corte egipcia en el Palacio de Sydenham', p. 62). Esta escultura tiene unos 2.700 años de antigüedad y es de especial interés, como un sorprendente testimonio de Egipto sobre la verdad de la historia de las Escrituras.

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