Y reunió a todo Judá y Benjamín, y con ellos a los extranjeros de Efraín, de Manasés y de Simeón; porque se habían pasado a él en abundancia desde Israel, cuando vieron que Jehová su Dios estaba con él.

Reunió a todo Judá y Benjamín. No satisfecho con estas medidas menores de purificación y mejora, Asa meditó un gran plan, que consistía en comprometer todo su reino para completar la obra de reforma, y ​​con esta perspectiva esperó una asamblea general del pueblo.

Y con ellos los extranjeros de Efraín y Manasés. La población del reino de Asa se había incrementado enormemente por la continua afluencia de extranjeros que, impulsados ​​por motivos de interés o de piedad, buscaban en sus dominios esa seguridad y libertad que no podían disfrutar en medio de los complicados problemas que distraían a Israel.

Y fuera de Simeón. Aunque una parte de esa tribu, ubicada dentro del territorio de Judá, ya eran súbditos del reino del sur, el cuerpo general de los simeonitas se había unido para formar el reino del norte de Israel. Pero muchos de ellos ahora regresaron por su propia voluntad.

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