Entonces el rey Joás llamó al sacerdote Joiada y a los demás sacerdotes, y les dijo: ¿Por qué no reparáis las aberturas de la casa? Ahora, pues, no recibáis más dinero de vuestros conocidos, sino entregadlo para las aberturas de la casa.

¿Por qué no reparáis las brechas de la casa? Al no resultar este modo de recaudación tan productivo como se esperaba, la dilación de los sacerdotes fue la causa principal del fracaso, y se propuso un nuevo arreglo. El sumo sacerdote colocó un cofre a la entrada del templo, en el que los levitas que guardaban la puerta debían depositar el dinero entregado por el pueblo para las reparaciones del templo.

El objetivo de este cofre era separar el dinero que se recaudaba para el edificio de los otros dineros destinados al uso general de los sacerdotes, con la esperanza de que el pueblo fuera más liberal en sus contribuciones cuando se supiera que sus ofrendas se dedicarían al propósito especial de hacer las reparaciones necesarias, y que el deber de atender este trabajo ya no recaería en los sacerdotes, sino que sería asumido por el rey.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad