Mas cada nación se hizo sus propios dioses, y los puso en las casas de los lugares altos que habían hecho los samaritanos, cada nación en las ciudades en que habitaban.

Sin embargo, cada nación se hizo sus propios dioses. Estos colonos asirios, sin embargo, aunque instruidos en la adoración y reconociendo el ser del Dios de Israel, no supusieron que Él fuera el único Dios. Como otros paganos, combinaron Su adoración con la de sus propios dioses; y como formaban una sociedad promiscua de diferentes naciones o provincias, se reconocía entre ellos una variedad de ídolos.

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