Cuando un hombre haya tomado una nueva esposa, no saldrá a la guerra, ni se le encargará ningún negocio; sino que estará libre en su casa durante un año, y animará a su esposa que ha tomado.

Cuando un hombre haya tomado una nueva esposa, no saldrá a la guerra. Esta ley de exención se basaba en una buena política, y era favorable al matrimonio, ya que ofrecía una oportunidad completa para que los afectos de la pareja recién casada se comprometieran más firmemente, y disminuía o eliminaba las ocasiones de los divorcios que acabamos de mencionar.

Resulta algo notable que la misma regla fuera puesta en práctica por Alejandro Magno en su expedición contra Persia. Pues, después de la batalla del Gránico, y antes de retirarse a los cuarteles de invierno, proclamó a todos sus soldados que se habían casado ese año, que se les concedía libertad para volver a casa a Macedonia, y pasar el invierno en la sociedad de sus esposas, nombrando a los oficiales para conducir este grupo de regreso a casa, y para traerlos de vuelta al ejército cuando su permiso había expirado, (Arriano, lib. 1:)

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