Desde el primer día del mes séptimo comenzaron a ofrecer holocaustos a Jehová. Pero los cimientos del templo del SEÑOR aún no estaban echados.

Desde el primer día del séptimo mes. Revivieron en ese tiempo la ofrenda diaria, y era el día 15 de ese mes se hacía la fiesta de los tabernáculos. Pero el hecho se declara simplemente; porque si bien, en su celo por honrar esa fiesta nacional en el momento y en la forma prescritos por la ley, no querían que la temporada pasara desapercibida, no podían, en su desolada condición, celebrarla con ninguna demostración adecuada de  júbilo e hilaridad con que se distinguía habitualmente la fiesta de los tabernáculos.

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