Bendito sea el SEÑOR, Dios de nuestros padres, que ha puesto tal cosa en el corazón del rey, para hermosear la casa del SEÑOR que está en Jerusalén.

Bendito sea el Señor Dios de nuestros padres. Esta devota acción de gracias está al unísono con todo el carácter de Esdras, que discierne la mano de Dios en cada acontecimiento, y está siempre dispuesto a expresar un piadoso reconocimiento a la bondad divina.

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