Entonces Mardoqueo mandó responder a Ester: No pienses contigo mismo que escaparás en la casa del rey más que todos los judíos.

Entonces Mardoqueo mandó responder a Ester. Su respuesta fue en este sentido, que Ester no necesitaba complacer la vana esperanza de que, gracias a su conexión real, escaparía del destino general de su raza; que él (Mardoqueo) confiadamente creía que Dios se interpondría, y, si no a través de ella, por algún otro libertador, salvaría a Su pueblo; pero que el deber evidentemente recaía sobre ella, por haber mucha razón para creer que este era el designio de la Providencia en su elevación a la dignidad de reina; y por tanto, que vaya con animoso corazón, no dudando en su elevación a la dignidad de reina; y por lo tanto, que ella debe ir con un corazón valiente, sin dudar del éxito.

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