Y harás cortinas de pelo de cabra para cubrir el tabernáculo: once cortinas harás.

Harás cortinas de pelo de cabra. Esto después de ser hilado ( Éxodo 35:26) se tejía en una especie de material grueso parecido al camlet, y se utilizaba en Oriente como material de las tiendas comunes. Se diferenciaba un poco del anterior en sus dimensiones, así como en su calidad y apariencia general. Había que hacer once piezas de esta tela gruesa, cada una de 30 codos de largo y 4 de ancho, que debían formar dos grandes cortinas, una de cinco y otra de seis partes; y éstas, una vez unidas por lazos y tachuelas de bronce, debían colocarse sobre la espléndida cortina del tabernáculo, estando dispuestas de tal manera que, como eran una más que la anterior y, además, tenían 30 codos de largo, mientras que las cortinas de lino debajo de ellas sólo tenían 28, la cubierta de tela de pelo se extendería considerablemente más abajo a cada lado, y sería lo suficientemente grande como para ocultar las cortinas más ricas, y protegerlas de las influencias del clima.

La cortina extra o sexta debía colgar en forma doble en "el frente", que era la entrada en el extremo oriental del tabernáculo. El propósito de hacer que esas cortinas estuvieran separadas, y que se pudieran sujetar por medio de cierres, era para facilitar el trabajo de removerlas, transportarlas y volverlas a armar.

Versículo 14. Una cubierta para la tienda de pieles de carneros teñidas de rojo, y una cubierta encima de pieles de tejones: (ver la nota en Éxodo 25:1 ). Estas cubiertas adicionales eran para la defensa más eficaz del tabernáculo de las lesiones externas, especialmente de la lluvia; porque si el techo, que era plano, hubiera estado cubierto sólo con cortinas de tela, habría sido permeable a toda lluvia, y de ahí la necesidad de esas cubiertas superpuestas, cuya superficie lisa y de cuero no podía penetrar la lluvia.

Pero no estaban destinadas a servir únicamente como lonas, sino que contribuían a la belleza y el esplendor del tabernáculo, ya que una era una lámina entera de color rojo y la otra, como muchos suponen, de piel azul celeste.

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