Y los magos de Egipto hicieron así con sus encantamientos: y el corazón de Faraón se endureció, y no los escuchó; como el SEÑOR había dicho.

Así lo hicieron los magos de Egipto con sus encantamientos. Poco o nada de agua pura podía conseguirse, y por lo tanto su imitación debe haber sido en pequeña escala, probablemente sobre alguna agua que había sido extraída, antes de que se levantara la vara milagrosa de Aarón; pues que la palabra "toda" no debe tomarse como denotando una universalidad literal, puede inferirse del ejemplo análogo ( Éxodo 9:6 ).

Esta es la verdadera solución de la dificultad, y no que el experimento de los magos se aplazara hasta que el río hubiera vuelto a su estado natural, cuando tomaron muestras del agua y, probablemente mediante la infusión de alguna materia colorante, demostraron al Faraón que podían hacer, mediante sus encantamientos, algo similar al cambio producido por Moisés y Aarón. Es evidente que la tentativa de los magos se hizo poco después de la otra, pues el rey esperó hasta haberla presenciado, y entonces, satisfecho de que el resultado en ambos casos se había efectuado por medios artificiales, con un aire de imprudente indiferencia, "se volvió y entró en su casa".

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