al lugar del altar que había hecho allí al principio; e invocó allí Abram el nombre de Jehová.

Allí invocó Abram. Encontramos aquí al patriarca lanzando de nuevo en el mismo lugar, haciendo uso del mismo altar, y realizando los mismos ritos sagrados que antes. Sintió un fuerte deseo de reanimar su fe y su piedad en el escenario de su antiguo culto: podría ser para expresar humildad y penitencia por su mala conducta en Egipto, o agradecimiento por la liberación de los peligros, para aprovechar la primera oportunidad, al regresar a Canaán, de llevar a su familia a renovar su lealtad a Dios, y ofrecer los sacrificios típicos que señalaban las bendiciones de la promesa.

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