Y el ángel de Jehová le dijo: Vuélvete a tu señora, y sométete bajo sus manos.

Vuelve a tu señora, y sométete a sus manos. El consejo le fue dado con bondad y sabiduría, pues si continuaba adentrándose en el desierto, inevitablemente habría perecido y todas sus perspectivas de maternidad se habrían esfumado. Estas circunstancias fueron suficientes para llevarla a reflexionar sobre los peligros de su desvío; mientras que el presagio del gran destino de su hijo, cuya realización, sin embargo, dependía de que ella mantuviera una conexión con la familia de Abram, se presentó como un incentivo para que volviera inmediatamente sobre sus pasos a Hebrón. Todo el sentido de la comunicación estaba calculado para calmar y animar

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