Ninguno se cansará ni tropezará entre ellos; nadie se adormecerá ni dormirá; ni será desatado el cinturón de sus lomos, ni quebrada la correa de sus zapatos;

Ninguno se cansará, con largas marchas.

Ninguno dormirá, requiriendo poco o ningún descanso: así de enérgicos serán en su invasión.

Tampoco será desatado el cinto de sus lomos, con el que solían ceñirse las antiguas túnicas holgadas para la acción: siempre listas para la marcha o la batalla.

Ni se romperá la correa de sus zapatos. Las suelas estaban unidas a los pies, no por cuero superior, como con nosotros, sino por correas. Tan bien vestidos que ni siquiera una correa de sus sandalias cede, como para impedir su marcha.

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