Y cuando entregué la prueba de la compra a Baruc hijo de Nerías, oré a Jehová, diciendo:

Jeremías, no comprendiendo cómo podía conciliarse la amenaza de Dios de destruir Judá con el hecho de que Dios le ordenara comprar tierras en ella, como si estuviera en un país libre, recurrió a su gran remedio contra las perplejidades, la oración.

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