Entonces salió de Egipto el ejército de Faraón; y cuando lo supieron los caldeos que sitiaban a Jerusalén, se alejaron de Jerusalén.

El ejército de Faraón salió de Egipto, y... los caldeos que sitiaban Jerusalén... se fueron. Después de esta desviación temporal causada por el Faraón en favor de Jerusalén, los egipcios no volvieron más en su ayuda, habiendo quedado ellos mismos lisiados, y privados de todo el territorio que habían adquirido desde el Éufrates hasta el río de Egipto, el Nilo. Judea tuvo la desgracia de encontrarse entre las dos grandes potencias contendientes, Babilonia y Egipto, por lo que estuvo expuesta a las incursiones alternas de una u otra. Josías, poniéndose de parte de Asiria, cayó en batalla con el faraón Necao en Meguido. Sedequías, habiendo buscado la alianza egipcia en violación de su juramento de lealtad al rey de Babilonia, estaba a punto de ser capturado por Nabucodonosor.

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