Sin embargo, los hijos de Manasés no pudieron expulsar a los habitantes de aquellas ciudades; pero los cananeos morarían en esa tierra.

Manasés no pudo expulsar a los habitantes de aquellas ciudades. La indolencia, el amor a la comodidad, tal vez una humanidad equivocada, surgida de un desprecio u olvido del mandato divino, una disminución del principio de fe y celo en el servicio de Dios, fueron las causas de su fracaso.

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