Y ella dijo: Conforme a tus palabras, así sea. Y ella los despidió, y se fueron; y ató el cordón escarlata a la ventana.

Ató la línea escarlata en la ventana, probablemente poco después de la partida de los espías. No se formó, como supone Harmer, a modo de red, como una celosía, sino simplemente para colgar de la pared. Su color rojo lo hacía llamativo; y fue así por señal y prenda de seguridad a la casa de Rahab, como la marca de sangre en los dinteles de las casas de los israelitas en Egipto a aquel pueblo.

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