Y ella lloró delante de él los siete días, mientras duró su fiesta; y aconteció que en el séptimo día, él se lo contó, porque ella se había puesto dolorida sobre él; y ella contó el enigma a los hijos de su pueblo.

Ella lloró delante de él los siete días, mientras duró su fiesta. Ya habían pasado tres días de los siete antes de que ella se lo pidiera y se comprometiera a hacerlo. Pero se menciona la semana completa, de acuerdo con el modo de cómputo judío, que se sigue en las Escrituras; así como estaba dicho que nuestro Señor estaría tres días y tres noches en el sepulcro, aunque no fue puesto en el sepulcro hasta tarde en el primero, y lo dejó muy temprano en el tercer día. Habiendo obtenido el secreto, se lo reveló a sus amigos.

Arado con mi novilla: metáfora tomada de las actividades agrícolas, en las que no sólo los bueyes, sino también las vacas y las terneras, se empleaban, y se siguen empleando, para arrastrar el arado. Despojado de la metáfora, el significado es tomado por algunos en un sentido criminal, pero probablemente no tiene más significado que el de que habían recurrido a la ayuda de su esposa, un recurso indigno, que podría haber sido considerado por un hombre de espíritu menos noble y generoso como una liberación de la obligación de cumplir su trato.

El arado filisteo, tal como se ve en el Shephelah en la actualidad, es un implemento muy primitivo, formado por una pieza ruda de madera, punteada con hierro, y unida a un mango corto y vertical, que el arador sostiene en una mano, mientras empuja el ganado con una vara en la otra. Suele ser arrastrado, como se deduce del símil de Sansón, por una pareja de bueyes pequeños o vaquillas.

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