Sin embargo, el pueblo que habita la tierra es fuerte, y las ciudades están amuralladas y son muy grandes; además, vimos allí a los hijos de Anac.

Vimos allí a los hijos de Anac. Acostumbrados a los egipcios, que, como puede deducirse de sus momias, eran de baja estatura, más bien enclenques, el aspecto alto y musculoso de los montañeses de Hebrón debió de suponer un contraste sorprendente para los israelitas. No es de extrañar que inspiraran terror, porque, combinados con una estatura extraordinaria, eran una raza feroz, salvaje y malvada, comprometida en una guerra continua.

Su aspecto gigantesco se debía a que se distinguían por sus cuellos inusualmente largos, como los patagones de América del Sur, que se caracterizan por su deformidad personal: la parte superior de sus cuerpos es de una longitud desproporcionada.

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