Estas son las jornadas de los hijos de Israel, que salieron de la tierra de Egipto con sus ejércitos al mando de Moisés y de Aarón.

Estos son los viajes. Puede decirse que este capítulo constituye el final de la historia de los viajes de los israelitas por el desierto, porque los tres capítulos siguientes se refieren a asuntos relacionados con la ocupación y la división de la tierra prometida. Puesto que se descubrirán varias discrepancias aparentes al comparar los registros que aquí se dan de los viajes desde el Sinaí, con el relato detallado de los acontecimientos narrados en el Libro del Éxodo, y los avisos ocasionales de lugares que se encuentran en el del Deuteronomio, es probable que, como 2.000.000 de personas con sus rebaños se extenderían por una amplia extensión de país, y como pocas estaciones serían lo suficientemente grandes para recibirlos a todos al mismo tiempo, las estaciones enumeradas en el Éxodo se refieren a los lugares de parada de Moisés y de los hombres principales, incluyendo a tanta gente como estaba asociada con ellos, mientras que el catálogo en este capítulo abarca, por encima de estos, las estaciones intermedias y adyacentes, en aquellas partes del desierto sobre las que la gente se extendió en grupos separados al mismo tiempo.

El historiador sagrado pretendía que esta lista contuviera una relación completa y particular de todas las estaciones en las que, en el transcurso de su viaje, acamparon de forma prolongada y desde las que dispersaron sus rebaños y manadas para pastar en las llanuras circundantes. En resumen, el primero es histórico, mientras que éste es estadístico. El catálogo se extiende desde su salida de Egipto hasta su llegada a las llanuras de Moab.

Salieron... con sus ejércitos, es decir, una vasta multitud reunida en compañías separadas, pero en orden regular.

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