El segundo día ofreció Natanael hijo de Zuar, príncipe de Isacar:

En el segundo día Natanael... príncipe de Isacar. Esta tribu, que estaba situada a la derecha de Judá, ofreció a continuación a través de su representante; luego Zabulón, que estaba en el lado izquierdo; y así sucesivamente, cada tribu hizo la misma clase de ofrenda, y en la misma cantidad, para mostrar que, como cada una estaba bajo la misma obligación, cada una rindió un tributo igual. Aunque cada ofrenda hecha era la misma en cantidad y calidad, se da una notificación separada de cada una, ya que se designó un día separado para la presentación, para que se pudiera conferir igual honor a cada una, y ninguna pareciera ser pasada por alto o despreciada.

Y como los libros sagrados se leían frecuentemente en público, la posteridad, en cada época sucesiva, sentiría un interés más vivo en el culto nacional, por el reconocimiento permanente de las ofrendas hechas por los antepasados de las respectivas tribus. Pero mientras que esto se hacía en un sentido como súbditos que ofrecían tributo a su rey, era en otro sentido un acto puramente religioso. Los recipientes que se ofrecían eran para uso sacrificial; los animales que se traían estaban limpios y eran aptos para el sacrificio, lo que denotaba simbólicamente que, aunque Dios iba a habitar entre ellos como su Soberano, eran un pueblo santo, que mediante esta ofrenda se dedicaba a Dios.

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