El que busca diligentemente el bien procura favor; mas el que busca el mal, le vendrá.

El que diligentemente (literalmente, temprano en la mañana) busca el bien, procura el favor. No sólo debemos hacer el bien, sino hacerlo oportunamente mientras se presenta la oportunidad, y con diligencia; como aquellos que desean una cosa efectivamente hecha se levantan temprano, para que puedan tener tiempo suficiente, y que puedan hacerlo con todas las facultades de su mente y cuerpo (T. Cartwight). Tal uno "obtiene favor" con Dios y el hombre.

Mas el que busca el mal, le vendrá. "Busca el mal", es decir, deliberada y continuamente. El que no busca diligentemente el bien es propenso a caer paso a paso en la clase de los que "buscan el mal".

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