Entonces vi, y lo consideré bien: lo miré, y recibí instrucción.

Entonces vi, y lo consideré bien (apliqué mi mente a ello) ... y recibí instrucción, (cf. margen). No miré superficialmente, sino que consideré bien cuál era la causa del estado desolado del campo, y así recibí instrucciones de evitar la pereza culpable de su dueño, como quisiera escapar de su destino. Aunque los necios no aprendan de los sabios, los sabios pueden aprender mucho de los necios.

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