Y por el conocimiento se llenarán las cámaras con todas las riquezas preciosas y agradables. Por el conocimiento de Dios y de nuestro deber hacia Él, hacia nuestro prójimo y hacia nosotros mismos.

Todas las riquezas preciosas y agradables, las verdaderas riquezas que no faltan, primero del alma, finalmente del cuerpo y la condición externa.

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