Salmo 42:1-11

1 Al músico principal. Masquil de los hijos de Coré. Como ansía el venado las corrientes de las aguas, así te ansía a ti, oh Dios, el alma mía.

2 Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo. ¿Cuándo iré para presentarme delante de Dios?

3 Mis lágrimas han sido mi alimento día y noche mientras me dicen todos los días: “¿Dónde está tu Dios?”.

4 Recuerdo estas cosas y derramo mi alma dentro de mí: cuando pasaba con la muchedumbre, guiándolos hasta la casa de Dios, con voz de alegría y de acción de gracias de la multitud en fiesta.

5 ¿Por qué te abates, oh alma mía, y te turbas dentro de mí? Espera a Dios, porque aún le he de alabar. ¡Él es la salvación de mi ser,

6 y mi Dios! Mi alma está abatida dentro de mí. Por esto me acordaré de ti en la tierra del Jordán y del Hermón, en el monte de Mizar.

7 Un abismo llama a otro por la voz de tus cascadas; todas tus ondas y tus olas han pasado sobre mí.

8 De día mandará el SEÑOR su misericordia; y de noche su canción estará conmigo, la oración al Dios de mi vida.

9 Diré a Dios: “Roca mía, ¿por qué te has olvidado de mí? ¿Por qué he de andar enlutado por la opresión del enemigo?”.

10 Mientras mis huesos se quebrantan, mis enemigos me afrentan diciéndome cada día: “¿Dónde está tu Dios?”.

11 ¿Por qué te abates, oh alma mía, y por qué te turbas dentro de mí? Espera a Dios, porque aún le he de alabar. ¡Él es la salvación de mi ser, y mi Dios!

Salmo 42

Masquil—(cf. el título del Salmo 32). Para, o de (cf. Introducción) los hijos de Coré. El escritor, acaso uno de la familia levítica de cantores que acompañaban a David en el destierro, llora su ausencia del santuario, a causa de la tristeza agravada por la injuria de los enemigos, y es consolado en la esperanza del alivio. Esta línea de pensamiento se repite con alguna variedad de detalle, y se repite la misma terminación en cada caso.

1, 2. (Cf. el Salmo 63:1). brama—anhela en un estado de agotamiento. pareceré—en actos de adoración; estos términos aparecen en la ley que ordena la aparición personal prescrita de los judíos en el santuario.

3. ¿Dónde está tu Dios?—Insinúa que le había desamparado Dios (Salmo 3:2; Salmo 22:8; 2 Samuel 16:7).

4. Acordaréme—La memoria de este tiempo de aflicción dará mayor fervor a los privilegios del culto, cuando sean recobrados.

5. Por tanto reprende su alma desalentada, y se reconforta en la seguridad de su esperanza. saludes—socorro. presencia—rostro (cf. el Salmo 4:6; el 16:11; Números 6:25).

6. El abatimiento expresado de nuevo por tanto—es decir, no hallando consuelo en mí mismo, torno a ti, aunque estoy en esta distante “tierra del Jordán y de los (montes) Hermonitas”, la región al este del Jordán. monte de Mizhar—nombre de una pequeña colina en contraste con las montañas que rodean a Jerusalén, acaso expresa el desprecio con que se miraba el lugar del destierro.

7. El ruido de las ondas sucesivas, correspondientes a las inundaciones por las lluvias, representa las amarguras que le oprimían.

8. Aun cuenta con un río igualmente constante de misericordia divina que motivará su alabanza e inspirará su oración a Dios;

9, 10. en vista de lo cual dicta para sí mismo una oración basada en su aflicción, agraviada como estaba por los gestos crueles y sugestiones pérfidas de sus enemigos.

11. Renueva la reprensión propia y vuelve a alentar sus esperanzas. salvamento—salud, o socorro. delante de mísalud de mi rostro, que me alienta, que ahuyenta las nubes de tristeza de delante de mi rostro. Dios mío—De su existencia y de su favor mis enemigos quieren hacerme dudar.

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