¿Cómo podrá el que ocupa el lugar de los ignorantes (literalmente, un idiota) decir amén a tu bendición? Cuando las personas hablan u oran, y los ignorantes no han recibido instrucción acerca de tales oraciones, no pueden saber cuándo decir amén; y cuando los infieles vienen a tales reuniones, donde escuchan a muchas personas a la vez hablar muchas lenguas, que nadie entiende. cuerpo, ¿no dirán que estás loco? De una manera similar sucedió en el día de Pentecostés, cuando los discípulos, habiendo recibido este don y hablando en lenguas, la gente que los oía, gritaron, estaban borrachos.

(Hechos ii. 13.) Sin embargo, San Juan Crisóstomo se da cuenta de que la culpa y la locura estaban en los oyentes, no en los que hablaban en lenguas. (hom. xxxvi.) (Witham) --- Amén. Los ignorantes que no saben que entonces estás bendiciendo, no estarán calificados para unirse contigo diciendo Amén a tu bendición. El uso o abuso de lenguas extrañas, de las que habla el apóstol aquí, no se refiere a la liturgia pública de la Iglesia (en la que nunca se usaron lenguas extrañas) sino a ciertas conferencias de fieles (vers.

26. & c.) En la que, reunidos, se descubrieron unos a otros sus diversos dones milagrosos del Espíritu, comunes en aquellos tiempos primitivos; entre los cuales el apóstol prefiere el de profetizar antes que el de hablar en lenguas extrañas, porque era más para la edificación pública. Donde también cabe destacar, que el latín, utilizado en nuestra liturgia, está tan lejos de ser una lengua extraña o desconocida, que es quizás la lengua más conocida del mundo. (Challoner)

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