Maldito, etc. Jericó, en el sentido místico, significa iniquidad; el sonido de las trompetas por los sacerdotes, significa la predicación de la palabra de Dios; por el cual los muros de Jericó son derribados, cuando los pecadores se convierten; y una terrible maldición caerá sobre los que los reconstruyan. (Challoner) --- Puertas. Algunas copias de la Septuaginta insertan aquí que la maldición cayó sobre Azan (Hiel) de Betel, 3 Reyes xvi.

34. Antes de su tiempo, hubo una ciudad de palmeras, o Jericó, construida en el barrio. (Josefo, Guerras Judías v. 4.) Aunque Hiel fue castigado tan severamente, nadie tuvo ningún escrúpulo en vivir allí. Elías y el mismo Jesucristo honraron el lugar con su presencia. La ciudad está ahora casi en ruinas y el territorio sin cultivar. La historia antigua menciona imprecaciones similares contra ciudades repugnantes.

Así, los romanos maldijeron a los reconstructores de Cartago, y Agamenón siguió "la antigua costumbre", dice Estrabón, (xiii.) Echó una maldición sobre aquellos que debían reconstruir la ciudad de Troya. Los jonios y los griegos prohibieron que se restablecieran aquellos templos que los persas habían destruido, para que pudieran seguir siendo monumentos eternos de la impiedad de estos últimos y del odio que subsistía entre las dos naciones. (Pausanias en Phoc.) (Calmet)

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