Cristo no respondió expresamente a sus palabras, pero respondió a sus pensamientos. Porque parece que le han hecho esta pregunta, para que, halagándolo, lo induzcan a realizar otro milagro, similar al anterior; pero Cristo les responde que no busquen su prosperidad temporal, sino su bienestar eterno. La Iglesia se llena a diario, dice San Agustín, de quienes vienen a pedir ventajas temporales, para escapar de esta calamidad, obtener esa ventaja en sus preocupaciones temporales: pero apenas hay quien busque a Cristo, y le rinde su adoración, a través del puro amor que le tiene. (Maldonatus)

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