Juez, etc. Nuestro Salvador no quiere decir aquí que él o su Iglesia no tuvieran autoridad para juzgar, como tontamente pretenden los anabautistas; porque fue designado por el Padre, Rey de reyes, Señor y Juez de todos. Solo deseaba mantenerse lo más alejado posible de las preocupaciones mundanas: 1. No favorecer la opinión de los judíos carnales, que esperaban un rey poderoso para el Mesías.

2. Mostrar que el ministerio eclesiástico era completamente distinto del gobierno político, y que él y sus ministros no fueron enviados para cuidar de los reinos terrenales, sino para buscar y preparar a los hombres para una herencia celestial. (San Ambrosio, Eutimio, Ven. Beda)

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