Todo lo que ofrezcamos al Todopoderoso con buena intención le es aceptable; porque no considera el don, sino el corazón del dador. (Ven. Beda) --- Dios no aprecia la pequeñez del regalo, sino la grandeza del cariño con que se ofrece. (San Juan Crisóstomo, hom. I. Ad Hebræos.)

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