Cada reino. Por fuerte que parezca un reino, las divisiones lo derriban fácilmente; y para que no se objete, que la ruina fue traída sobre ella por una multiplicidad de asuntos enfrentados, se agrega que las ciudades y las familias comparten la misma suerte, si están sujetas a divisiones similares. (San Juan Crisóstomo, hom. Xlii). --- Los fariseos, en una ocasión anterior, habían presentado una acusación similar contra él. Entonces, en verdad, no los corrigió, deseando que descubrieran su virtud por los milagros que realizaba, y la dignidad de su carácter por las doctrinas que impartía; pero como todavía continúan con la vieja acusación, ahora desea convencerlos de su error.

La envidia no busca tanto cómo hablar, sino qué hablar. Sin embargo, Cristo no los desprecia, sino que les responde de la manera más mansa y humilde, enseñándonos a ser caritativos con nuestros enemigos, aunque se comporten con nosotros de la manera más hostil. Con esto también, nuestro divino Salvador demuestra evidentemente la falsedad de la acusación; porque nunca está en el poder de una persona poseída conocer los pensamientos de otro, ni dar una respuesta tan suave.

Y como sus enemigos no se atrevieron, por temor al pueblo, a abordar abiertamente esta vil calumnia, viendo sus pensamientos, les respondió; sin embargo, no expone a la infamia pública la malicia de sus corazones, sino que les da una solución privada a su dificultad. (San Juan Crisóstomo en Santo Tomás de Aquino)

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