Y los sanó. El cananeo tardó mucho en obtener su pedido, y solo se impuso por su importunidad; mientras que los judíos fueron curados al declarar sus enfermedades. Así quedaron sin excusa, viendo cuánto mayor era la fe de esta pobre mujer gentil, que la de los descendientes de Abraham. (San Juan Crisóstomo, hom. Liii.)

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