He aquí que vamos, etc. Jesús aquí, por tercera vez, predice su muerte; (la primera vez, Mateo XVI. 21; la segunda vez, Mateo XVII. 21.) Nuestra salvación y felicidad se deben a la muerte de Cristo; tampoco hay nada que llame más fuerte a nuestra gratitud que sus sufrimientos y muerte. Jesús separa a los doce y les revela el misterio de su pasión. Lo había declarado previamente en público, pero en términos ambiguos, diciendo: destruye este templo, etc.

No se dará señal, sino la señal del profeta Jonás; pero aquí manifiesta claramente a sus discípulos el misterio: he aquí, subimos a Jerusalén, etc. Este discurso de nuestro Salvador es notable por su enérgica fuerza de expresión. (San Juan Crisóstomo) --- Jesús había hablado repetidamente a sus apóstoles de su pasión; pero como mucho de lo que había dicho se les había escapado de la memoria, ahora que está en el camino a Jerusalén en compañía de sus discípulos, lo trae de vuelta a su memoria, para fortalecerlos contra el escándalo que podrían sufrir por su ignominiosa muerte. (San Jerónimo)

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