¿Por qué molestas a esta mujer? Con esto, nuestro Salvador nos enseña que no debemos esperar los actos de virtud más perfectos de personas aún novicias o jóvenes en el servicio de Dios. Él toma el papel de la mujer y habla en su nombre; para que el tierno capullo de su fe no se arruine, pero para que sus virtudes sean regadas con ternura y así asistidas a producir mayores frutos para el futuro.

Por lo tanto, cuando contemplemos cualquier acción buena realizada, aunque alguna imperfección pueda aparecer con ella, debemos contemplarla con bondad y ayudarla a producir actos más perfectos para el tiempo venidero. (San Juan Crisóstomo, hom. Lxxxi.)

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