Y Pedro se acordó de la palabra de Jesús. San Agustín entiende esto más bien como una iluminación interior de gracia: pero es probable que nuestro Salvador esté entonces donde vio a Pedro y le dirigió una mirada. --- Y saliendo lloró amargamente: incluso a diario durante toda su vida, dicen los antiguos historiadores de su vida. (Witham) --- San Clemente, Papa, en su itinerario, relata cómo San Pedro siempre estuvo acostumbrado a velar en oración, desde el primer canto del gallo hasta la mañana, derramando torrentes de lágrimas y lamentando amargamente su crimen atroz.

(Denis el Cartujo) --- Compadezcamos a nuestro bendito Señor bajo sus sufrimientos, y en oposición a la cruel malicia de sus enemigos, que sus seguidores clamen con el ángel en el Apocalipsis: Tú eres digno, oh Señor, de recibir poder y divinidad, honor y gloria, por los siglos de los siglos.

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