Gente. Desde las alturas o el templo de Baal, o el dios de Chamos, donde se erigió una estatua o pilar (Septuaginta) en su honor, (Calmet) en el monte Arabim, (Menochius) el adivino pudo tener una vista distinta de todos los campamento de Israel, (cap. xxiii. 13,) y no solo de una parte, como insinuarían la Septuaginta y las versiones árabe. Se consideró necesario tener presentes a aquellos sobre quienes la gente pretendía desahogar sus imprecaciones. (Calmet)

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