REFLEXIONES

¡Haz una pausa, alma mía, y contempla con horror el carácter de los sin gracia, incluso en sus más altos logros de conocimiento, como en el caso del desdichado Balaam! Qué servicio miserable debe ser el servicio del pecado, cuando a pesar de un mejor conocimiento, un hombre se dedica a obrar iniquidad con toda codicia; y por un poco de honra de este mundo agonizante, o por la sórdida ganancia de él, saldrá a la causa del diablo, contra el SEÑOR y contra su CRISTO.

¡Queridísimo JESÚS! ¿Qué motivo eterno tengo para alabarte, que cuando perseguía la paga del pecado, me concediste el regalo de DIOS? y por tu sangre preciosa y tu justicia me has librado del pecado para que pueda llegar a ser siervo de DIOS. Señor, dame mucho celo de mi propio corazón, para que viendo, en tan terrible ejemplo, hasta qué punto los hombres pueden llegar al conocimiento de ti y de tus caminos, y sin embargo estar destituidos de la gracia de Dios, mi alma pueda Asumir con nada menos que esto, que CRISTO es formado en mi corazón la única esperanza de gloria.

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