Y el rey David dijo: Llamadme al sacerdote Sadoc, al profeta Natán, que también se había retirado de la presencia del rey después de su entrevista, y a Benaía, hijo de Joiada. Y llegaron ante el rey. David ahora demostró que todavía era fuerte de mente y voluntad a pesar de su debilidad corporal.

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