Y el rey Salomón, que inmediatamente se dio cuenta de la intriga de Adonías y fue plenamente consciente de las consecuencias, respondió y dijo a su madre: ¿Y por qué le pides a Abisag la sunamita para Adonías? Pregúntale también por el reino; porque es mi hermano mayor, que podría basar su afirmación en ese hecho; por él y por Abiatar, el sacerdote, y por Joab, hijo de Sarvia, los dos hombres que se habían puesto del lado de Adonías en su rebelión.

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