Y Acab habló a Nabot, diciendo: Dame tu viña, para que la tenga por huerto de hierbas, huerto, porque está cerca de mi casa; y te daré para ella una viña mejor que ella; o si te parece bien, te daré su valor en dinero. Esto sonaba bastante inocente, pero entraba en conflicto con una de las leyes fundamentales del pueblo del Señor.

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