Y sucedió que cuando Saúl hubo vuelto de seguir a los filisteos, tan pronto como hubo rechazado a los invasores y los hizo desistir de su incursión, se le informó, diciendo: He aquí, David está en el desierto de Engedi, donde las numerosas cuevas en las colinas de piedra caliza ofrecían excelentes lugares para esconderse.

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