He aquí, tus ojos han visto hoy cómo el Señor te entregó hoy en mi mano en la cueva, porque así se manifestó claramente el incidente; y algunos me pidieron que te matara, David había tenido la tentación de matar a Saúl; pero mi ojo te perdonó, y dije: No extenderé mi mano contra mi señor; porque es el ungido del Señor. David instó a este hecho a su favor, en primer lugar.

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