Y David clamó al pueblo ya Abner, hijo de Ner, diciendo: ¿No respondes, Abner? Esto se parece mucho a nuestra expresión, ¡Eh! o, ¡Hola! Entonces Abner respondió y dijo: ¿Quién eres tú que clamas al rey? A Abner le molestó este llamamiento al rey, por lo que su descanso se vio perturbado.

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